
En el mundo del cine, ya había ocurrido: guionistas y actores habían protestado enérgicamente en Hollywood contra el uso de la IA en el séptimo arte y en defensa de sus profesiones.
Ahora, los músicos hacen oír su voz, y lo hacen con el silencio: más de 1.000 artistas, entre ellos Kate Bush, Annie Lennox y Damon Albarn, se han unido para grabar un álbum mudo en protesta contra las propuestas de modificación de las leyes de derechos de autor del Reino Unido sobre el uso de la IA. «Dañan la creatividad», afirman los músicos.
El álbum, titulado «Is This What We Want?», es un acto simbólico contra una propuesta que permitiría a las empresas de IA entrenar sus modelos con material protegido por derechos de autor sin necesidad de licencia. Según los artistas, este cambio representaría una amenaza para todo el sector creativo, allanando el camino para la sustitución de los artistas por la tecnología.
Billy Ocean, The Clash, Jamiroquai e Imogen Heap también se han sumado a la iniciativa, junto con numerosos compositores, directores de orquesta, cantantes y productores, incluidos ganadores de los premios Óscar, Grammy y Brit Award. Todos los beneficios del álbum se donarán a la organización benéfica Help Musicians, en apoyo a esta batalla crucial por el futuro de la música.
«El gobierno del Reino Unido no debe legalizar el robo de música para beneficiar a las empresas de IA,» reza su declaración de intenciones. Artistas influyentes como Elton John, Simon Cowell y Paul McCartney también se han manifestado en contra de la medida.
Ed Newton-Rex, promotor de la iniciativa, declaró que la propuesta de ley «entregaría gratuitamente el trabajo de toda una vida de los músicos a las empresas de IA,» poniendo en peligro una industria que en 2023 contribuyó con 7.600 millones de libras a la economía británica, de los cuales 4.600 millones provinieron de exportaciones musicales.
La medida contra la que se protesta prevé una exención de derechos de autor para el entrenamiento de la IA, obligando a los creadores a declarar explícitamente su oposición si no quieren que sus obras sean explotadas. Sin embargo, los críticos señalan que esta cláusula impone una carga injusta sobre los artistas y no prevé ninguna compensación por el uso de su trabajo.