Una de las principales cualidades de un submarino es su invisibilidad, es decir solo puede ser detectado si quieren que sea visto. Y esto es exactamente lo que pretendía el Estado ruso, mostrar sus capacidades a las potencias de la OTAN, en respuesta a la tensión diplomática que hay entre ambos hemisferios. El Ministerio de Defensa español fue advertido hace unos días por la Marine Nationale (Armada Francesa), sobre la llegada de un submarino ruso a costas españolas, más concretamente en la zona Cantábrica. El submarino Novorossiyk, iba acompañado del buque auxiliar “Alatau” y del remolcador Evgeniy Churov”, con el objetivo de realizar misiones de exploración. Inmediatamente después de recibir el aviso, la Armada Española movilizó a las fragatas Blas de Lezo y Canarias, con el fin de seguir los pasos de las embarcaciones rusas y monitorizar la situación en todo momento. La operación de seguimiento se produjo entre los días 4 y 11 de septiembre, sin ningún incidente, según detalla la EMAD.