Muchos españoles y españolas, cuando llega el verano y el sol brilla como estos últimos días, echamos de menos pasar tiempo en la playa disfrutando de la arena suave y cálida bajo nuestros pies. No obstante, hay algo desagradable en esta experiencia que pasa desapercibido para nuestros ojos: la arena de la playa que se queda pegada a nuestro cuerpo.