“Extendió Moisés su mano sobre el mar; y el Señor, por medio de un fuerte viento solano que sopló toda la noche, hizo que el mar retrocediera; y cambió el mar en tierra seca, y fueron divididas las aguas. Y al fondo del camino, entre dos aguas como Paco de Lucía, los creyentes vieron finalmente su destino, la tierra prometida. Fue escogida por Dios, pero como en aquellos años aún no se había hecho distinción entre la ‘j’ y la ‘g’, la llamó El Ejido”, debe decir la Biblia en algún versículo.